¿Por qué ella se mueve
en mi camino?
Se invita sola,
a mis sueños pervertidos…
lunares y solares,
en lunes y domingos.
La masturbación parece casi...
bueno casi, casi..
sexo del real.
El estruendo nuclear,
del chocolate y la aceitosa almendra reventando en tu boca,
estremecen a mi escroto,
en esa sirena típica de la vulgar alerta,
enfilando mis espermatozoides
y preparando las glándulas.
Cowper prepara la pista de lanzamiento…
(algo la obstruye (el bóxer))
Encuentra la salida…
(hacia el muslo derecho,
o también el marrueco,
lugar de fuga involuntaria)
Me tomas la mano, como una cortesana, de esas trilingües:
gimes en inglés,
respiras como una francesa mal oliente,
tomas al prisionero, asfixiándolo en un plástico forense espermicida…
Igual que las de sex and the city,
con un cartel martillado con afeitadoras,
que dice en su bello púbico:
“SOY FEMINISTA, SERÍA LESBIANA,
PERO AMO TANTO AL PICO”
Entonces, sigues degustando
el fino chocolate.
endorfinizo* hasta mis uñas,
me adelanto al beso y me dice:
“SÓLO AMIGOS, OK”
Por cruzarte en mí camino,
Te disparé igual no más,
a tú vestido preferido…
Luchando mis espermatozoides,
entre polyester y algodón,
calzones y caderas,
de cadenas multinacionales.