Por la chucha, hasta cuando seguiré acribillando mis sesos.
Hoy recordé aquella tarde, un perfecto trance, en calle Portugal, mirando el costado fatigado de la universidad católica. Era un perfecto otoño, algo de abrigo, pero lo suficiente para andar cómodo. Un día gris y la anita tijoux, haciendome cosquillas en la nuca.
Había un aire sexual, de perfecta sincronía en el ambiente con el acelerado tráfico de cualquiera capital, de cualquier mundo.
¿Vendrá la perfecta lluvia de abril?, odio recordar esos días, es que trataba de camuflarme entre los otros. Era un martirio, bien dicho ERA. Pero nunca uno está libre de esos martirios. Siempre tiene que haber algo, como puede ser simplemente el recuerdo en carne viva y sacrificada en el matadero franklin.
No hay nada, como ese toque acústico y electrónico de gustavo cerati y morrisey, sonando al mismo tiempo.
¿Por qué cuesta tanto, encontrar sustento para esto?
Por qué niuna weá, parece factible y yo no dejo caer mi ego, para que las cosas notablemente a mi favor.
Es acaso que me gusta sentirme miserable.
Tampoco soy tonto y entiendo hasta los mensajes subliminales, pero es que me aferraba a las pequeñas esperanzas (y es que dicen que es lo ultimo que se pierde), pero ya no me aferraré más a tonteras. Tomaré mis cigarrilos, mis libros, mi música y me iré a la mierda.
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