A ratos pienso.
Siento que eres ambiciosa,
pero más una ninfa insaciable,
como una polilla,
de esas polillas tristes y débiles de tanto volar.
Polilla soñadora,
deja de cortejar con tu vuelo,
a esa sucia y moribunda luz de la luna…
de esas lunas misantrópicas,
que tocan piano toda la noche, ignorándote.
Elévate como de los pájaros aprendiste,
baila frenéticamente sensual,
muestra tu pecho desgarrando tus carnes.
¿Acaso no sabés que,
la luna está muy lejos?
Vuela alto y más alto,
las alas se desprenderán,
como quien extrae una pierna del pavo asado.
Tu polvo dorado,
se esparcirá por ésta infértil tierra mía,
dejándola llena de vida y melancolía
¡Hemos perdido a la polilla soñadora!
Sigue subiendo y
dejarás de sacudir tus alas…
desintegración
lenta desintegración
Todas las noches propias,
miro la luna,
y veo siempre tu alma,
deseosa de abrazar esa lujuriosa luz-
Mucha técnica y valor literario, no tiene, pero la idea es una descripción de lo poco que te conozco. Ser una soñadora, no es siempre sinónimo de terquedad, es una cualidad que pocos mantienen… y son capaces de engendrar a esos amores que se tienen y recuerdan sólo en una oportunidad de nuestras vidas, en éste caso, tu vida.
Imagina éste poema, estás líneas, a la polilla y quien se personifica en el espectador, a todos vestidos de blanco lino y poleras de algodón, con esos temas de Bossa Nova, en una playa de Brasil, tomando algún destilado local y bailando a la orilla de una fogata.
FELIZ CUMPLEAÑOS, CONTRERAS CONSTANZA.
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