Primeras planas de un novela inventada.
El vuelo rodeado de mierda (de una mosca) o de sexo (polvo) de una polilla, termina presagiado por la teoría de mierda de la dominancia, del weon perno de darwin.
La mosca tropieza con el matamoscas (que ironía), también resbala con el lavamanos y lucha en el agua por sobrevivir, hasta que doy paso al agua, ahogando a la mosca, destinándola al eterno túnel negro.
La polilla, es comida por un gato juguetón, un ratón, el RAID, TANAX o cuanta wea del mercado para los insectos (odiados). La polilla, se refugia en la luz (como todos se aferran a ella), nadie quiere las tinieblas, son todos unos cobardes arrastrados por montón de luz quebrada (felicidad). La polilla, se carbonizó de tanto amar a la luz.
Yo, declaro mi muerte, como las moscas, judíos, polillas o el continente negro, por inanición, químicos, amor o sobre dosis de emociones.
Declaro mi muerte lenta, en una silla eléctrica (sillita) o con gas venenoso (fumar). Admito que soy asesino de cuanta vida (amor), se encuentre en la tierra. He matado a Dios y al Diablo, he destruido la esperanza y encadenado al amor (tú vida).
Declaro mi advenimiento a la muerte, como eterna cuna mía, de la mezquina y escuálida felicidad, de luchar contra lo imposible, la carga karmática generada hace ya 50 o 60 años, mi programa de vida estaba ya escrito (y como a la organización, odia cambios del programa), sin objetivos ni a largo, ni corto plazo. Un mundo de frustración, desamor, ilusión y desilusión, el implacable paso del tiempo y sin quitarle mérito al destino (organización), que te une o liga y separa abruptamente de lo que deseas.
La lujuria no fue para mí, como tampoco lo fue eso de los amores correspondidos. No fue nada, de aquello que los otros disfrutan. Los otros, se escudan…
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