FE DE ERRATAS


Corregiré todos los errores de tipeo.

sábado, 17 de enero de 2009

Sueño suburbano.

Hacía frío, ese frío santiaguino y mediterráneo. Con lluvias mojadoras y periodos de perfectos diluvios que no impiden que la gente salga de sus casas. Era tarde, en el umbral virtual de la noche, aquella noche fría e indiferente, esas noches genocidas y de tristes cigarrillos húmedos. Esas noches en que paseas por providencia, viendo vagabundos, autos y microbuses, todo pasa rápidamente por tu vista periférica. Sí, definitivamente hace frío y la noche se posa sobre Santiago haciendo aún más lúgubres los altos edificios y las luces esta solitaria caminata.

Como siempre a esta hora, me dirijo a tomar la micro, una por Providencia y Alameda hasta Los Héroes. La micro, está como de costumbre en los días de lluvia, un número aceptable de personas abordo, pero que los gruesos y largos abrigos, parckas, paraguas y bultos sofocan el ambiente, llegando la humedad a empañar absolutamente todos los vidrios. Alcancé a llegar al final de los asientos y esperar por un anhelado asiento.

Me senté y la micro avanzó lentamente, me quedé dormido por unos minutos y cuando abrí nuevamente los ojos, mi acompañante se había transformado en Nicole. El hombre que inicialmente estaba al lado, era un oficinista, junior. Lo noté, por su ahajada camisa y corbata, su maletín y zapatos lucían un cuero ya desteñido y maltrecho.

Nicole, era quien estaba al lado, estaba con un colorido abrigo teselado con figuras bastante extrañas. El singular color del abrigo, con la luz propia del bus, alumbraba unos cuantos asientos a la redonda. Amito que me hice el dormido unos segundos, para evitar pasar una situación vergonzosa. Finalmente tuve el valor para levantar mi cabeza y saludar.

- Hola Nicole, ¿Cómo estay? ¿Qué haces por estos lugares?.

- Yo, bien, hoy fui a buscar un disco que encargué en una tienda independiente en provi. Y tú… ¿en qué andas?

- Yo? Hago unas ayudantías en el Lastarria, electivos y tengo algunas horas asignadas para hacer clases, antes que me titule.

- Ahhh mira tú.

- Y para quien es el disco?

- Para mi novio.

- Ahhh, que bien.

SILENCIO.

- ¿Qué hora es?

- ¿Para qué me preguntas la hora, si tienes reloj?

- Es que no sé que decir, estoy nervioso y ha vuelto ese antiguo resquemor por lo que mis emociones generan en mi cuerpo. Todo esto, por haberme reencontrado contigo.

- Si las cosas no funcionaron, ¿Por qué crees que deberían hacerlo ahora?

- Es mi vaga ilusión.

- Ahh en ese sentido, puedes seguir soñando.

- No requiero de tu confirmación para hacerlo.

- Sabes muy bien que si la necesitas, te apuesto que en tu casa, todas las paredes tienen algún retrato mío, escrito o pintado.

- Apuestas bien.

- ¿Por qué me amas?

- Por las mismas razones que alguna vez expuse, también puede ser por las mismas razones que amas a tu novio, siendo capaz de salir en un día de lluvia y anocheciendo. Por esto debe entender que te motiva la culpa, sientes culpa por algo que le hiciste, entonces quieres remediarlo con algún regalo, que simbolice alguna especie de sacrificio, para que terminen reconciliados y teniendo sexo en el sofá. Por muy descerebrado que sea, igual lo amas. Digo que es descerebrado, porque sólo a los idiotas gustan de la música pop del 2000-2008 y yo conozco muy bien tus gustos en música. Y tu…¿Por qué me amaste en el algún momento?

- Siempre te recuerdo, como alguien con quien habría sido feliz, te amaba, porque llegaste en un momento de inseguridad y en el pleno vacio de mi alma. Te amé porque me comprendías y querías, sin preguntar cosas de más, sin cuestionamientos eras capaz de abrazarme y seguir caminando. Te amé, porque con alguna frase virtual, eras capaz de cambiar mi visión. Realmente fueron tiempos muy buenos, pero las cosas siempre se quedaron ahí… sin cuestionamientos y en promesas a futuro, nada inmediato, hasta que llegó otro que realmente complacía mi aquí y ahora.

La respuesta me desconcertó, francamente, sentía algo muy raro, bajé la vista y miré a los pasajeros que estaban más o menos pendientes de nuestra conversación. Miré sus atuendos, sus caras y algunos murmullos que venían del frente. Miré a Nicole, con benevolencia, me respondió la sonrisa y tomé su mano.

Sabía que era una despedida, de esas que son para siempre, sentía que se me escapaba algo, que mi piel se desgarraba, que me desfiguraba y era arrastrado a un vacio sideral, dejé caer mis manos sobre Nicole y la besé. Fue un beso, no instintivo, fue de una verdadera despedida, no evité abrir un poco los ojos, el tiempo parecía detenido y las gotas de lluvia comenzaron a manchar el empañado vidrio, las luces en alternancia aparecían, haciéndome creer que estaba en un hotel de las vegas.

Sentía los labios, de principio a fin, rozando a veces su singular nariz y oliendo la fragancia del perfume rosa. Me apretaba la mano, casi como en una tortura, nadie quería separase. Nuestras respiraciones se agitaron de pasión, eran lágrimas y gritos retenidos.

- Aquí me bajo… adiós. - Dijo Nicole.

- Adiós.

Se levantó y me besó en la frente, caminó entre el gentío hacia la puerta del bus, tocó el timbre y me sonrió. Cuando estaba bajando los escalones hacia la acera, me levanté incomodando a los que estaban de pie, decidido, quería bajar, quería ir tras ella, toqué el timbre, cuantas veces pude, ya estaba en los escalones y mi abrigo se enganchó en uno de los pasamanos, no evité gritar, mientras la figura de Nicole, desaparecía entres buses, autos, kioscos y otras personas. La micro seguía avanzando, aplastando mis sesos, conteniendo mis lágrimas, haciendo desear cigarrillos que ya no me quedaban.

- Oye weon, te quedaste dormido, ya tienes que bajarte, es el fin del recorrido.

- Ahhhhh?, ¿Dónde estoy?

- En Lo Prado.

- Uuuuu.

¿Y así comenzó a sonar, sin detenerse?

Claro, es como una especia de rapsodia macabra, pero esta, vendría siendo amorosa.

2 comentarios:

  1. Ya te había dicho que me gustaba

    este cuento y otros... adelante!

    Lo de la revisión será un detalle

    agradable... así que no está demás.


    Saludos...

    ResponderEliminar
  2. Lindo cuento.

    Lo importante es el mensaje.

    ResponderEliminar