No sé cual será la razón de mi mente, para siempre traer a flote éste recuerdo:
"Un día (casi veraniego) de primavera, en el metro (venía yo solo), sin nadie (con quien hablar) y en ese ocio del viaje, observé a los que venían a mi alrededor. De inmediato comencé a “coquetear” con una niña bastante singular. Me llamó la atención su extraña forma de confundir el uniforme con la ropa de un vagabundo (y verse bien), de su despeinado pelo hasta la esquizofrénica forma de esperar la estación siguiente. Luego de seguir observando aquel, por decir lo menos, jocoso espectáculo, me di cuenta que (no estábamos solos) venía un caballero que bordeaba los 50 años, con una cara horrible de aburrimiento y sobre todo, el tedioso viaje que su hija le causaba.
Ella, le pedía un computador nuevo, un i-pod, un mp4 con 10gb para poder meter un dvd entero (según ella). Le hacía preguntas, le revisaba los bolsillos, se movía para allá y para acá. La cara de su padre se desfiguraba en cada movimiento de ella (hasta yo venía un poco desesperado) y el momento en que no pude evitar desearla, llegó.
Se metió la mano en el bolsillo del jumper y sacó el pase escolar, que lucía una foto, bastante extraña. Ni el padre ni yo, comprendíamos la situación y hasta luchábamos para lograr ver quien era la niña del Pase. Hasta que se aburrió de moverlo y (por fin) apareció la imagen celestial de Laura Vicuña, (me pregunté: ¿Cómo Laura Vicuña, tiene pase escolar?) era un sticker que reemplazaba su cara. No pude evitar reírme, de una manera (casi) sobrenatural. Momento en que recibí una morisqueta del padre, y una sonrisa coquetona de la niña.
Llegó mi estación sin darme cuenta, sólo cuando (la voz omnipresente) dijo; “estación Lo Ovalle, intermodal” y alcancé a bajar antes que las puertas me aprisionaran el bolso. "
No recuerdo hace cuanto exactamente pasó, pero recordar aquello, me es tan gratificante, no sé, si es por sentirme vivo (ya que ahora estoy muerto) o por ese furtivo amor de metro.
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