Me sacudió.
Fue así de terrible, me sacudió el recuerdo de varias. No sé si es por andar necesitado de eso que ustedes idolatran.
Pero más me sacudió el recuerdo tuyo, atormentándome en las noches que siguieron al intento de suicidio.
Luego me calmó el sonido de Sarah McLachlan, cn su cover de Blackbird, un pito y una piscola.
El insomnio me atacó casi como a fredo y describiéndolo de la misma forma; piedra en el pecho, que a ratos de ingravidez pareciera que no pesa nada, pero esos movimientos gravitatorios son tan impredecibles como la manera que tenéis de hablarme los días viernes, por teléfono, mientras buscamos un panorama, para no terminar ebrios y revolcándonos como dos perros pegados.
A ratos pienso que sería mejor no tener gravedad y que todos salgamos disparados al espacio, esa misma idea la pinté en el patio de mi casa, quedó un aceptable mural...
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