FE DE ERRATAS


Corregiré todos los errores de tipeo.

lunes, 7 de julio de 2008

Muerte.


La muerte,

Es difícil estar sin emociones, es liberador, pero como vivir sin ellas. Cuando incluso eres un adicto a vivir y experimentar.

¿Será mármol?
Sí, es mármol.
Me gusta el mármol, como brilla, la textura, impermeable a los rastros de sangre que podrían quedar esta noche. El habano se acaba al igual que mis deseos por fumar, el mp3 el equipo de sonido va en la track 2 de 228, un tema de Trip – Hop, bastante alucinante y de progresiones abismantes. Queda medio vaso de vino, un syrah chileno, queda media porción de lasaña, unos quince mail sin responder y unas conversaciones por MSN sin terminar.
“Cuando el día llega,
Nos apagamos,
Y caemos lentamente.”

Dice la canción, en ingles suena mas poético que en español.

En el edificio de enfrente queda el departamento de una chica estudiante de arte encendido, el departamento de un abogado y la luz de conserjería.

El hervidor terminó, prepararé un café arábico y fumaré mis cigarros preferidos, los Kent 8, sólo 3 cigarros diarios es lo permitido.
Tengo ganas de leer algo apasionante e inventar una historia jamás pensada, sin precedentes, esta noche no existirán ninguna de las anteriores.

Una de las cosas que no me imaginé, fue mi adultez, como sería era la incógnita de un tamaño descomunal. Perdía horas y horas pensando en como sería. Así llegó un momento decisivo, el cuarto medio, el punto de quiebre fue la PSU, no fui puntaje nacional ni un perdedor. Terminé la carrera de pedagogía, un gran quiebre amoroso. Mis padres, mis padres no he sabido mucho de ellos, menos de mi hermano. En realidad no sé mucho de nadie.

Mi vacío es tal que no voy a trabajar hace días. No sé nada de este mundo, no tengo tv y sólo ocupo el FM y no para escuchar noticias.

En las mañanas salgo en bicicleta, doy unas vueltas por Santiago, después salgo a trotar, almuerzo leo algo, duermo la siesta y a la tarde voy al parque O’Higgins en bicicleta a comer sopaipillas con kétchup de un carrito. Esos carritos me traen recuerdos de mi madre, porque se parecen mucho y las cosas saben igual que las de 30 años atrás. Luego doy unas vueltas para ver mujeres menores que yo, haciendo deporte en teñidas muy sexis,

Y eso para mí es un día movido, activo, no rutinario.
Me siento vacío, insignificante ante este mármol impermeable y lo único que me queda por hacer es subir el volumen al máximo, sentir aquellas ondas y morir con sentimientos insignificantes.
Sentado en el frío mármol, sin saber que hacer, para que seguir, tomo un cuchillo y corto mis venas, de ambas manos, es una forma lenta y no dolorosa de hacerlo.
Al pasar unos cinco minutos, me quedé dormido pensando en la idea de que fui imperceptible en esta vida y ni siquiera me digné a crear una vida, a tener un hijo.
Soñé a consciencia como lo hago siempre, vi luces como no lo había visto antes y simplemente vi a mi cuerpo estirado y empapado en sangre, cerré los ojos y fui recibido en amplio cuarto albo.
Un irónico ser me recibió, dijo que no había alcanzado a ejecutar las cosas entre comillas destinas, que eso era muy malo, luego descubrió que carecía de ideas metafísicas y que eso era más malo que bueno.
Explicó algunos tecnicismos y en definitiva yo no iría donde yo creía que iría, sino iría donde el quería.
En aquella conversación no puedes expresarte, hice un esfuerzo para salir de ahí y llegar a mi departamento, el celular me transportó a él un segundo donde abrí los ojos, no me dio tiempo para valorar ciertos aspectos que alguien normal en mi lugar trataría de aferrarse.
Mi camino era aquel, no había vías alternativas ni menos regalías.
Una canción sonaba en mi mente, Todo o nada de Pearl Jam , y con ese lento y melancólico sonido me iba por pasillos y ascensores sin luz alguna, destinado al transe angustiante de un alma fui destinado, sin conocer la luz ni las tinieblas. Mi propio infierno revelado en este mundo del cual quise escapar, incapacitado de volver y de interferir, nuevamente un punto medio, esos que tanto odié y del cuál sigo siendo parte, mi castigo será verlos siempre, sin facultad de advertirlos, sino que verlos sufrir en la ignorancia del día a día.
Mi camino era aquel, no había vías alternativas ni menos regalías

No hay comentarios:

Publicar un comentario